Mª Jesús otero: “El mercado laboral está cambiando aceleradamente y con él la organización y los factores de riesgo asociados”

RHSaludable
abril 27, 2022

María Jesús Otero es la Responsable de la Unidad Técnica de Psicosociología en el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo y co-Directora del V Simposio Ibérico de Riesgo Psicosociales que se celebra en Aveiro (Portugal). Este foro especializado –que se celebra cada año alternativamente en España y Portugal- contará con destacados expertos e investigadores del ámbito de la salud laboral.

Como fundadora de este Foro de participación y puesta en común de los avances en materia psicosocial ¿Qué supone la celebración de la 5ª edición de este Simposio Ibérico de Riesgos Psicosociales?

En primer lugar, supone una gran alegría después de un aplazamiento forzoso de dos años por motivo de la pandemia, así que es una gran satisfacción dar la bienvenida a tantos colegas y expertos que han trabajado muy duro en estos últimos meses para avanzar en la protección de la salud de todas las personas trabajadoras. Y también es una responsabilidad a la hora de poner en valor la importancia de una adecuada gestión psicosocial, la necesidad de proteger la salud mental de la población trabajadora, así como combatir condiciones de trabajo que conducen a una precariedad laboral que tiene múltiples caras. Estar a la altura de las expectativas de los  más de 190 inscritos es desde luego un reto y un estímulo.

¿Cuáles son las temáticas que abordará en este interesante evento?

Las temáticas son variadas. Siempre intentamos conjugar la gestión psicosocial básica con aportaciones metodológicas y conceptuales que mejoren la calidad tanto del diagnóstico como de la intervención psicosocial. Es un encuentro, en el que también tienen cabida sectores que están muy concernidos por la exposición psicosocial como la sanidad, educación, fuerzas y cuerpos de seguridad, personal de emergencias, etc. Si el papel de estos profesionales es siempre de gran exigencia psicosocial, no cabe duda de que la pandemia ha puesto de relieve más intensamente si cabe su valía y dedicación, pero también las condiciones de trabajo precarias, en no pocas ocasiones, y extremadamente exigentes en las que han trabajado.

Y como no puede ser de otra forma es un Foro en el que siempre apostamos por la vanguardia y las nuevas necesidades asociadas a los nuevos modelos productivos, las nuevas formas de organización del trabajo y las consecuencias que se derivan para las personas trabajadoras. El trabajo a distancia, el teletrabajo, las necesidades de conciliación, el derecho a la desconexión digital, el control algorítmico del trabajo ocuparán también una parte sustancial de las intervenciones.

Las empresas invierten en la promoción de un entorno laboral más saludable para poder prevenir los riesgos psicosociales, ¿cuáles diría que son las ventajas más significativas?

La prevención de los riesgos psicosociales aún no se ha posicionado en el lugar que le corresponde en el marco de la gestión empresarial. Recientemente el INSST ha publicado las Directrices Básicas para la Gestión de los Riesgos Psicosociales (INSST, 2022) en las que se recogen las principales ventajas de una gestión psicosocial eficiente.

Tras la pandemia se han detectado en los trabajadores un aumento de casos de ansiedad, estrés, depresión. ¿es lo esperado?

En efecto, el impacto de la pandemia ha sido brutal, muy especialmente para los colectivos considerados como servicios esenciales, que tuvieron que estar en activo en los peores momentos de la pandemia y por tanto se expusieron a unas condiciones de trabajo muy difíciles desde el principio. Es esperado el impacto en la salud emocional a medio y largo plazo para estos colectivos incluso la aparición de situaciones de estrés postraumático. No obstante, el impacto ha sido igualmente sustancial en aquellos colectivos que pudieron teletrabajar y, por tanto, estar menos expuestos al contagio de origen laboral y sin relación directa con los enfermos. Y es que la salud mental está relacionada no sólo con exposiciones directas a fuentes de riesgo concretas sino con pensamientos y sentimientos de duda, incertidumbre, cuestionamiento de la situación vital y profesional, miedos y anticipación de consecuencias negativas que no han ocurrido y que probablemente no van a ocurrir, con una incompetencia sobrevenida por la imperiosa necesidad del manejo eficiente de las TIC, y un largo etc. Además, el forzado aislamiento no sólo en el ámbito laboral sino también en el social y familiar ha socavado en numerosas ocasiones la capacidad de afrontamiento exitosa ante las dificultades. Ante la ausencia de comunicación interpersonal directa y de calidad, los trastornos depresivos y ansiosos emergen o empeoran. La pandemia ha supuesto además vivir con la probabilidad (real) de muertes en seres queridos. Y por si fuera poco ha exigido ajustes en las rutinas, separación de amigos y familiares, nuevas convivencias forzadas, pérdida de empleos o dificultades económicas, lo que ha supuesto un incremento en la exposición a estresores sociales.

Sería deseable utilizar los datos de las investigaciones llevadas a cabo o en curso para identificar grupos de alto riesgo, principales condiciones de trabajo precursoras, promover equipos multidisciplinares de prevención y atención a la salud mental y favorecer y posibilitar la atención psicológica de las personas trabajadoras.

¿Cómo ha afectado a los empleados el teletrabajo durante estos 2 años?

La salida masiva de las personas trabajadoras hacia la modalidad de teletrabajo debido a la pandemia fue improvisada y forzada por las circunstancias. Fue un medio de mantener la actividad laboral en los peores momentos de la pandemia y por tanto no hubo planificación en su implantación, ni una previsión de medios o una capacitación mínima de las personas. Se puede decir que fue un punto de partida no deseado y que por tanto la población trabajadora en general (salvo las actividades que requieren presencia), hicieron un doctorado en teletrabajo partiendo quizá de las peores condiciones posibles. Tanto la normativa vigente (Ley 10/2021, de 9 de julio, de trabajo a distancia), como el enorme banco de pruebas que ha supuesto la pandemia deben posibilitar una materialización del teletrabajo positiva tanto para las personas como para las empresas. Debemos trabajar para superar las dificultades actuales del teletrabajo asociadas a garantizar el mismo nivel de protección que en modalidad presencial, mejorar en ciberseguridad, garantizar la privacidad y la intimidad de los empleados, combatir el aislamiento, adaptar la evaluación psicosocial y ergonómica al teletrabajo, garantizar el derecho a la desconexión digital, capacitar a las personas y a los mandos, tener en cuenta el impacto de la brecha digital que puede dar lugar a nuevas discriminaciones laborales (por ejemplo por la edad, nivel socioeconómico e incluso ubicación geográfica), etc., Y debemos hacerlo desde una actitud proactiva, ya que el teletrabajo es fuente de elementos positivos como la autonomía y autogestión de las personas, la flexibilidad y adaptación a las distintas necesidades, la atracción y retención de talento, la reducción de costes empresariales, la disminución de desplazamientos y de accidentes in itinere, etc. La clave es adecuar la prevención a los nuevos escenarios garantizando una protección eficaz de las personas teletrabajadoras. Se abre también un nuevo escenario que refuerza el marco de negociación y de acuerdo entre los agentes sociales para favorecer este propósito y es, por tanto, una oportunidad para hacer bien las cosas.

Recientemente, el Parlamento Europeo insta a la Comisión a aprobar una Directiva comunitaria sobre riesgos psicosociales y bienestar en el trabajo, ¿qué opinión le merece esta iniciativa?

En efecto, el pasado 10 de marzo de 2022, el Parlamento Europeo aprobó el informe sobre “Un nuevo marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo posterior a 2020” (incluida una mejor protección de los trabajadores frente a la exposición a sustancias nocivas, el estrés laboral y las lesiones por movimientos repetitivos) en el cual se hace una especial llamada al tratamiento de los riesgos psicosociales en los lugares de trabajo. En ella, el Parlamento llama a una regulación comunitaria específica de los riesgos de índole psicosocial en el mundo del trabajo que debería estar destinada a garantizar una prevención eficaz de los riesgos psicosociales y de los daños a la salud mental asociados (ansiedad, depresión, etc.). Incide en el origen primario de estos riesgos causados por problemas estructurales, relativos a una deficiente organización del trabajo, así como a un inadecuado contexto social del mismo. También llama la atención sobre el impacto de la exposición psicosocial sobre los TME, enfermedades cardíacas, autoinmunitarias o inflamatorias, etc., de tal forma que su abordaje no será efectivo sin seguimos sin integrar en la ecuación las condiciones psicosociales de exposición. Igualmente es consciente del impacto del riesgo psicosocial en hábitos y conductas poco saludables como el consumo de alcohol, las drogas, el tabaquismo, la inactividad física o las dietas inadecuadas.

Constituye una nueva llamada de atención y es una gran oportunidad de impulsar la prevención de los riesgos psicosociales a la vez de constituir una llamada para unificar criterios a nivel de UE. Es también una invitación expresa a coordinarse con la Comisión Europea que, en junio de 2021, aprobó una Comunicación al Parlamento Europeo, al Consejo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre el nuevo “Marco estratégico de la UE en materia de salud y seguridad en el trabajo 2021-2027”, en el que también hace mención expresa a la atención a los riesgos psicosociales. La futura Estrategia Española, que está ya muy avanzada impulsará también la atención a la salud mental y a la gestión psicosocial. En definitiva, es una buena noticia para unificar criterios a nivel europeo y para impulsar su gestión efectiva y aplicada en empresas y organizaciones.

Tecno-estrés, tecno-fatiga, y tecno-adicción, ¿son los nuevos riesgos psicosociales del siglo XXI?

La Comisión Europea ha incluido el Mercado Único Digital conectado entre sus prioridades esenciales, considerando que será un pilar del plan de recuperación de la Unión Europea (UE) tras la COVID-19. Se centrará en: 1) inversiones en una mejor conectividad; 2) una presencia industrial y tecnológica más fuerte en puntos estratégicos de la cadena de suministro (por ejemplo, inteligencia artificial, ciberseguridad, redes 5G e infraestructura en la nube); 3) una economía de datos real y espacios europeos de datos, y 4) entornos empresariales más justos y más sencillos. Esta deseada y necesaria recuperación debe conllevar el respeto por los derechos sociales que deben ser la guía de acción hacia una Europa social fuerte, justa, inclusiva y llena de oportunidades, contextualizando una nueva realidad laboral basada en el uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) propias de la transformación digital y origen de profundos cambios en la organización del trabajo.  Realmente nos movemos en la actualidad en un momento convulso de cambios acelerados que demandan arbitrar las condiciones para que las personas se pueden adaptar de manera no traumática.

Es innegable el uso intensivo de las TIC en cualquier sector y ocupación en la actualidad y, derivado de ello, las condiciones de trabajo psicosociales sufren modificaciones en su caracterización, intensidad y materialización. Algunos ejemplos serían la prolongación de la jornada laboral, la conectividad permanente, la sobrecarga de información, la multitarea y el incremento de las interrupciones, las nuevas formas de control y supervisión del trabajo, el control algorítmico de las relaciones laborales, la pérdida progresiva del contacto cara a cara, etc. Todo ello está conformando la aparición de nuevos riesgos muy especialmente en entornos que no están planificando adecuadamente algunas transiciones hacia nuevas formas de trabajar. Así aparece el tecno-estrés en sus distintas manifestaciones (tecno-ansiedad, tecno-adicción, etc.). El tecno-estrés supone «un estado psicológico negativo relacionado con el uso de TIC o amenaza de su uso en un futuro. Ese estado viene condicionado por la percepción de un desajuste entre las demandas y los recursos relacionados con el uso de las TIC que lleva a un alto nivel de activación psicofisiológica no placentera y al desarrollo de actitudes negativas hacia las TIC» (Salanova, 2003). Es por tanto, imprescindible dotar a las personas de la capacitación suficiente y de un periodo de adaptación adecuado para prevenir el tecno-estrés, ajustando las demandas y las capacidades para hacerles frente. La tecno-ansiedad genera una actitud escéptica sobre las TIC y pensamientos negativos sobre la propia capacidad y competencia. Este autoconcepto negativo puede lastrar el rendimiento y promover una autoexclusión laboral. Por su parte la tecno-adicción supone una compulsión incontrolable hacia un uso continuado de las TIC en todo momento y lugar y durante largos periodos de tiempo. La tecnología se erige en el centro de la vida produciéndose una invasión tecnológica en la esfera personal, laboral y social. La dependencia a la tecnología puede favorecer además el desarrollo de la adición al trabajo. Y la tecno-fatiga supone básicamente una sobrecarga mental por la sobreexposición tecnológica.

Es igualmente imprescindible incorporar la perspectiva de edad a la hora de prevenir el tecno-estrés en sus diferentes manifestaciones, para imposibilitar la aparición de nuevas discriminaciones asociadas a la edad. La generación de tecno-ansiedad puede estar asociada a perfiles de más edad mientras que la tecno-adicción lo está a edades más jóvenes. Una prevención efectiva supondrá considerar las necesidades de los distintos colectivos. Necesitamos integrar la edad en la gestión psicosocial, tal como propone el Senior Labour Inspectors Committee (SLIC, 2018), en sus orientaciones, que han sido incorporadas expresamente en el último Criterio Técnico de la ITSS en materia psicosocial (CT 104/2021)

¿Considera que el bienestar laboral debe ser una de las principales prioridades para la empresa?

Sin duda, la sociedad actual demanda estar a la altura de las personas que la conforman. Garantizar un trabajo digno pasa también por asegurar que se desarrolla en unas condiciones de trabajo libres de estrés y de situaciones de acoso y/o violencia. Y para ello es preciso trabajar eficazmente en sus precursores o desencadenantes. Este es el reto que tenemos por delante. El mercado de trabajo está cambiando aceleradamente y con él, la organización del trabajo y los factores de riesgo asociados. También cambian las personas, sus necesidades y expectativas y todo ello debe conformar un escenario de intervención integral para los prevencionistas.

Es muy posible que las empresas que integren en su marco estratégico el bienestar de sus empleados y colaboradores sean las que estén en mejores condiciones de competir y de adaptarse a las nuevas exigencias. Una empresa saludable es un entorno organizativo que aporta valor a los sistemas con los que interacciona. A nivel medioambiental en su relación con el entorno, desde el punto de vista social por su impacto en la comunidad en la que se integra, desde el punto de vista financiero respecto a los inversores, accionistas, etc., desde la óptica de los proveedores y clientes por los productos y servicios que ofrece y, por supuesto, desde la perspectiva de los empleados. Este último sistema es clave. Y para ello, las empresas deberían situar a las personas en el centro a la hora de tomar decisiones. Supone valorar cómo impactan las decisiones, las prácticas empresariales y las condiciones de trabajo en las personas para hacer de las empresas entornos en los que merezca la pena compartir tiempo, esfuerzo, ilusión y talento.

Espero sinceramente que esta 5ª edición del Simposio Ibérico de Riesgos Psicosociales suponga una oportunidad de compartir conocimiento y buenas prácticas, de compartir también interacción social, tan necesaria en nuestros días y que sirva de acicate a las nuevas generaciones de prevencionistas e investigadores en el ámbito psicosocial. La prevención, y muy especialmente la Psicosociología Laboral, tiene mucho de vocación y de compromiso personal con el trabajo bien hecho y con el servicio a los demás. Gracias a todas las personas que lo materializan en su día a día.

Más información V Simposio Ibérico de Riesgo Psicosociales: Página de inicio (sirps.org)

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