Ignacio Ara es profesor de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y responsable del Grupo de Investigación GENUD Toledo, cuyas líneas de investigación incluyen el “envejecimiento activo y la salud” y la promoción de la “actividad física en el ámbito laboral”. Hoy hablamos con él para analizar los resultados de estos estudios y de la importancia de la salud en el entorno laboral.
¿Qué es el envejecimiento activo? ¿cuáles son las principales conclusiones obtenidas tras las investigaciones realizadas?
El concepto de envejecimiento activo es un concepto muy amplio que incluye muy diversas acepciones y dependiendo de la persona que lo defina y su ámbito de procedencia incluye un mayor énfasis en unos factores que en otros. En mi caso, como investigador que estudio los efectos que un estilo de vida activo provoca sobre la salud física de las personas, la visión se centraría principalmente en la forma en que una persona a lo largo de su ciclo vital previene y retrasa los efectos del envejecimiento sobre su función física y su salud. Entre los resultados que nuestro grupo de investigación ha publicado en algunas de las revista científicas internacionales más prestigiosas incluye el hecho de que una muy importante parte de la población español tiene sobrepeso y obesidad cuando supera los 65 años(por encima del 80%) al mismo tiempo que las personas más activas son capaces de conservar su masa muscular y su función física mucho mejor que las personas sedentarias con el paso de los años, al mismo tiempo que preservan mejor su salud ósea. El ejercicio físico está considerado hoy en día como una de las mejores medicinas para que las personas envejezcan de forma saludable y tengan un rendimiento físico e intelectual superior.
¿Cuáles deberían ser las principales líneas de acción a desarrollar por las organizaciones tras los datos conseguidos?
La empresas en un futuro no muy lejano comenzarán a tener trabajadores con una media de edad cada vez mayor, y esa media de edad superará con creces la que actualmente tienen, y esto inevitablemente se debe planificar puesto que el aumento de edad se asocia con la aparición de determinadas patologías crónicas. La mayoría de ellas se pueden mejorar y prevenir a través de un estilo de vida activo y poco sedentario.
¿Cree que mantener un estilo de vida activo reduce el absentismo laboral y mejora el rendimiento y la productividad?
Existen ya evidencias científicas suficientes que así lo demuestran. Creo que ya se ha superado el momento en que nadie cuestiona estos aspectos, actualmente estamos ya en el momento de analizar cuáles son las formas más efectivas de implantar los programas de promoción de la actividad física y la lucha contra el sedentarismo en el ámbito laboral con el fin de maximizar sus resultados y aplicarlos de forma individual en cada empresa según sus características (empleados, tipos de tareas, …).
¿Cómo afecta el sedentarismo durante el envejecimiento? ¿cómo se podría evitar?
El sedentarismo “acelera” el declinar de las funciones físicas y cognitivas de las personas. Sin ir más lejos, la inactividad física según la Organización Mundial de la Salud se encuentra entre los 10 principales factores de riesgo de mortalidad a nivel mundial y es uno de los principales factores de riesgo de padecer enfermedades no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardiovasculares, el cáncer y la diabetes. Otro aspecto básico es que la actividad física permite retrasar la aparición de la fragilidad en las personas mayores (muy relacionada con el deterioro de la funcionalidad física), y gracias a un estilo de vida activo, favorece la preservación de la masa muscular de las personas con el paso de los años.
¿Cree que las empresas hacen lo suficiente en materia de impulso de proyectos y actividades que favorezcan la salud de sus trabajadores?
Aunque es cierto que todavía no se han alcanzado los nivel óptimos a este respecto, y en algunos casos nos falta interiorizar y normalizar algunos aspectos (quizá por nuestra cultura distinta de otros países con más tradición) si es cierto que en los últimos tiempos se está produciendo un importante avance a este respecto en muchas empresas. Por poner un ejemplo actual, el transporte activo al trabajo se convertirá cada vez más en una necesidad, no solo por ser un buen medio para luchar contra el sedentarismo de las personas, sino también por sus connotaciones medioambientales. El sedentarismo con el tiempo llegará a ser considerado como un factor de riesgo laboral, y en los sistemas de vigilancia de la salud de las empresas se tendrán que añadir políticas y mecanismos para reducir su efecto negativo sobre la salud. La evidencia científica es aplastante (tener una baja condición física explica una fracción mayor del riesgo de muerte que otros factores como la obesidad, el tabaco, la hipertensión o el colesterol) y por tanto, al igual que ocurre en la actualidad con esos factores que tradicionalmente han venido recibiendo mucha atención, la promoción de un estilo de vida activo y la lucha contra el sedentarismo recibirá de forma incremental cada vez atención.
¿Cómo ve a España en comparación con otros países? ¿deberíamos apostar más por hábitos saludables?
En comparación con otros países (Estados Unidos, Australia, Reino Unido…) que debido a la diferente gestión de sus sistemas sanitarios nos llevaban una considerable ventaja en este aspecto, vamos avanzando progresivamente y aunque en general no somos de los países líderes e innovadores en este tipo de acciones se está consiguiendo mejorar mucho en poco tiempo. En mi opinión, nos falta atrevernos a dar ese salto cualitativo que permita liderar nuevas iniciativas, para cambiar el modelo de “importar” buenas prácticas a “proponer” nuevos modelos. De hecho, tenemos grandes empresas, grandes profesionales de la salud y grandes investigadores. Estoy convencido que si la colaboración entre centros de investigación y empresas aumentara, junto con una adecuada promoción de este tipo de políticas por parte de las administraciones públicas (nacional, autonómica y local), en un futuro no demasiado lejano en España podremos liderar algunos de los campos que en el futuro se irán desarrollando en este ámbito.
Por último, ¿cree que los trabajadores están sometidos a más presión y que por eso tienen entornos laborales menos saludables? En caso afirmativo, ¿cómo podemos solucionar esta situación?
Una de las mayores presiones que siente el trabajador es la “falta de tiempo”. Y al mismo tiempo esa misma razón, es la “causa principal” que indican las personas para no hacer actividad física de forma regular. Dicho esto, ¿por qué motivo menos de un 7% de los trabajadores (Encuesta Nacional de Hábitos Deportivos del Consejo Superior de Deporte Año 2015) realiza actividad física en el lugar de trabajo y/o va /vuelve al trabajo de forma activa? Creo que estos datos deberían hacernos reflexionar. Es necesario aprovechar las oportunidades de “conciliar” la práctica físico-deportiva con la jornada laboral y la familia, dado que es obvio que el trabajo es la actividad que más tiempo consume durante la semana en las personas en edad laboral. La solución pasa por diferentes niveles: trabajador, empresa y administraciones públicas. Todos ellos jugarán un importante papel en el aumento y la promoción de los programas de actividad física y lucha contra el sedentarismo en las empresas españolas.
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