¿Hay empresas destinadas a tener resultados desastrosos?, ¿Existen empresas que por muchas dificultades que vivan siempre saldrán adelante? La respuesta es sí. Las empresas que quieren hacerlo muy bien en esta nueva economía necesitan que las personas estén claramente alineadas con los objetivos e identidad de la organización. Sin embargo las organizaciones las forman los equipos y los equipos los forman personas. Una vez más, nos encontramos a las personas como eje sobre el cual gira la vida organizacional y se determinan sus resultados.
Los equipos son la suma del conjunto de las personas que los forman, y por lo tanto los comportamientos, las actitudes y la comunicación dentro del equipo serán aspectos fundamentales a tener en cuenta por cualquier empresa.
Los equipos tienen energías, es algo así como ese “algo” que se nos contagia cuando compartimos un poco de nuestro espacio–tiempo con un equipo. La huella que deja en nosotros, a través de sentimientos, actitudes o pensamientos. Los equipos pueden tener energías que tienden al crecimiento o a la “destrucción” del mismo (e incluso de las personas que lo forman). De forma que podemos hacer un diagnóstico muy sencillo de un equipo considerando solamente estos dos factores: equipos tóxicos o equipos saludables.
¿Cómo son los equipos tóxicos?
Los equipos tóxicos se caracterizan por generar un clima enrarecido, por una tensión invisible, por la falta de buenas ideas, por intercambios de comunicación basados en:
• Culpar a otros.
• Ponernos a la defensiva.
• Mostrarnos indiferentes.
• Atacar a otros.
La toxicidad de un equipo se puede cambiar, podemos pasar de tener un equipo tóxico a otro saludable. Pero hace falta determinación por parte del equipo, esfuerzo para vencer a la inercia y acompañamiento a través de alguien especializado, como un coach de equipos.
¿Cómo son los equipos saludables?
Los equipos saludables sin embargo son equipos en los que existe co-responsabilidad (responsabilidad individual y compartida), existe conflicto, pero se gestiona y se consigue que nos haga crecer (en lugar de separarnos). En un equipo saludable la inteligencia emocional de todos sus miembros hace que la comunicación sea efectiva, y exista un nivel de conciencia importante sobre uno mismo y sobre su impacto sobre los demás. Esto crea confianza y cohesión en el mismo, asegurando que su salud mejore cada vez más.
Aunque existe orientación a resultados, no existe un clima tenso, por lo tanto fluyen las ideas y las personas son capaces de dar lo mejores de sí mismos poniéndolo al servicio de la organización. Como decíamos antes, un equipo saludable tiende a hacer crecer a las personas y a la organización, aportando valor a todos los que se relacionan con este. No es fácil de construir, pero sus resultados son asombrosos
¿Has trabajado en equipos tóxicos o saludables?
César Piqueras
Escritor, conferenciante y coach ejecutivo
Cuanta razón tienes…