Hoy día debemos tener en cuenta la importancia que para las empresas tiene el desarrollar una política de responsabilidad social. Sus efectos son notorios, ya que supone una mayor implicación de los trabajadores, aumento del incentivo laboral, sentimiento de pertenencia, al tiempo que retiene el talento, potencia la productividad y genera un ambiente más positivo en el trabajo.
Es lo que se desprende del informe realizado por ESADE “La influencia de la RSE en la gestión de personas: Buenas prácticas”, en el que en sus conclusiones se hace constar que a la hora de llevar a cabo políticas activas que permitan a la empresa aportar un valor añadido, en materia de compromiso social y con el medio ambiente, debemos apostar por una gestión responsable de las personas en la empresa.
En este sentido, el documento cuenta con un decálogo, en el que se manifiestan las principales líneas de actuación, que debe seguir la compañía para aplicar con eficacia y buenas prácticas estas iniciativas, y que, de este modo, redunden en beneficio de los trabajadores y de la empresa.
- Incorporar la gestión responsable de personas a la estrategia global de la empresa
- Impulsar y consolidar un estilo de “liderazgo responsable”
- Saber generar y mantener viva una cultura de la responsabilidad
- Articular mecanismos efectivos de escucha e implicación de los grupos de interés
- Saber crear valor añadido a lo largo de toda la cadena de gestión de la empresa
- Disponer de una estructura organizativa que asegure la interacción adecuada sobre la RSE y la gestión de personas, y con las demás áreas de la empresa
- Fijar unos objetivos y unas metas, a medio y a largo plazo, en materia de gestión responsable de personas, acompañados de un sistema de métricas para su seguimiento
- Aprovechar las ventajas de la interacción entre la RSE y la gestión de personas
- Definir las prioridades y una secuencia para el desarrollo de una agencia de gestión responsable de personas
- Lograr cristalizar la integración entre la RSE y la gestión de personas: la gestión responsable de personas
El estudio analiza cómo las medidas de conciliación, flexibilidad laboral, integración de personas con discapacidad, la figura del voluntariado, las acciones en favor de una mejor salud en los trabajadores, destacando casos concretos desarrollados por destacadas empresas, repercuten directamente en materia organizativa, tanto a nivel interno como en una mejora del entorno, y también en quienes deben tomar decisiones, resolviendo de manera más adecuada situaciones adversas, impulsando nuevos proyectos encaminados a fomentar la actividad de la compañía.
Cada vez más los empleados valoran su trabajo, no sólo por la remuneración económica (salario en especie) sino por la contribución que la empresa realiza a nivel social, medioambiental, su ética corporativa, aspectos que permiten la identificación y el sentimiento de pertenencia, suscribiendo las acciones impulsadas en beneficio hacia los demás, hacia el entorno, en definitiva, hacia el bien común.
Asimismo, también en este tipo de políticas se incluyen las de integración, las de igualdad de oportunidades, priorizando una cultura empresarial basada en valores, potenciando el empleo de calidad con la incorporación de personas con discapacidad, fomentando así un entorno laboral más colaborativo, más acorde con las necesidades de la sociedad actual.
En este sentido, la experta e investigadora en organizaciones saludables, Carmen Soler señala que “debemos establecer en el marco de las estructuras de las empresas una estrategia global, en materia de gestión responsable de las personas, siendo fundamental estudiar y analizar previamente las políticas más adecuadas para cada compañía, implantando en primera instancia las acciones más prioritarias y abordando la política de acción en varias fases, comprobando la eficacia de las iniciativas implantadas y avanzando hacia nuevos horizontes en virtud de los resultados obtenidos”.
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