Una estrategia vital para las empresas

RHSaludable
febrero 24, 2022

Uno de los ODS, concretamente el número 3 se refiere a la Buena Salud y Bienestar. Este objetivo, sin duda es una prioridad del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, más conocido por sus siglas WBCSD, que ha desarrollado un proyecto para orientar a las compañías a liderar las transformaciones necesarias en este campo. Esta actuación plantea palancas clave para maximizar los impactos positivos en diferentes dimensiones con el fin de reforzar la salud y el bienestar de las personas.

Y es que se estima que casi 2 millones de mujeres y hombres en todo el mundo todavía mueren al año por accidentes o enfermedades relacionadas con el trabajo, por lo que no tomar medidas representa riesgos legales, reputacionales y operativos considerables.

La investigación emergente en 2021 encontró que los factores de riesgo que causan muertes son en primer lugar las largas horas de trabajo, seguido por la contaminación del aire, gases y humos, y por las lesiones. Y, aunque los fallecimientos relacionados con el trabajo a nivel mundial se redujeron en un 14 % entre 2000 y 2016, las muertes por enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares, asociadas con la exposición a largas horas de trabajo, aumentaron en un 41 % y un 19 % respectivamente, lo que refleja un factor de riesgo importante.

La propuesta del WBCSD pasa por cinco puntos a tener en cuenta por las compañías a la hora promover la salud y el bienestar de los empleados: retención del talento, mantenerse a la vanguardia de un entorno regulatorio en evolución, rendimiento comercial mejorado, reputación y valor de marca.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que el lugar de trabajo es uno de los escenarios prioritarios para la promoción de la salud en el siglo XXI. Se estima que cualquier persona de promedio pasará un tercio de su vida en el trabajo (alrededor de 90 000 horas). En este sentido, los empresarios deben tener en cuenta los siguientes parámetros respecto a este aspecto: seguridad y salud en el trabajo, el carácter físico, mental, social y financiero. A su vez, destacar que se hace necesario que estas dimensiones se consideren holísticamente y que se exploren como parte de los esfuerzos para promover una fuerza laboral saludable.

Y es que cada vez más las empresas deben poner el foco en la salud y el bienestar como eje de su estructura organizacional. El compromiso de liderazgo de alto nivel, una cultura de bienestar, programas personalizados e impactantes, así como un enfoque sostenible con visión de futuro deben ser el objetivo final de las compañías.

La COVID-19 ha puesto de relieve una variedad de vulnerabilidades y riesgos sociales, lo que ha acelerado este proceso y quedarse atrás significa en estos momentos no dar importancia a una faceta fundamental y estratégica para el negocio. 

Casos de estrés suponen un hándicap. Estamos ante un concepto definido por la OMS como la respuesta que tienen las personas a las demandas y presiones que no se corresponden con sus capacidades, lo que lleva a una incapacidad para hacer frente, especialmente cuando los empleados sienten que tienen poco apoyo de los supervisores y poco control sobre los procesos de trabajo.

También representa un obstáculo el agotamiento, entendido como un síndrome ‘resultante del estrés laboral crónico que no se ha manejado con éxito’ y que está caracterizado por tres factores: sentimientos de agotamiento o agotamiento de energía; mayor distancia mental del trabajo de uno, o sentimientos de negativismo o cinismo relacionados con el trabajo de uno; y rendimiento o eficacia reducidos en el trabajo. Y así podríamos definir otros factores que condicionan ese adecuado clima laboral.

La OMS estima que los problemas de salud relacionados con el trabajo dan como resultado una pérdida económica del 4% al 6% del PIB para la mayoría de los países, lo que fundamentalmente crea un entorno económico menos próspero para las empresas. La investigación ha demostrado que las iniciativas de salud en el lugar de trabajo pueden ayudar a reducir las bajas por enfermedad, el absentismo en un 27%, y los costes sanitarios de las empresas en un 26%.

Y es que, el bienestar es uno de los elementos clave y así lo ha reconocido el Foro Económico Mundial. Para incorporar esa salud en el entorno laboral, las empresas deben seguir una hoja de ruta que debe abordar estos cinco pasos: Diagnóstico, Búsqueda de una estrategia, Personalización, Implementación, y finalmente Evaluación. La pandemia ha hecho que se focalice todavía más en un activo, especialmente relevante para la empresa, como es la salud de las personas, el capital humano, lo que sin duda representa una verdadera inversión dado que constituye una garantía de éxito para el negocio. 

Fuente: Informe “Gente sana, empresa sana. Incorporar una cultura de salud y bienestar de los empleados”. Deloitte

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