Carmen Soler, consultora estratégica en bienestar, docente e investigadora ha coordinado el III Encuentro Internacional de Bienestar Organizacional, en el que se ha significado la necesidad, ahora más que nunca, de apostar por las personas y dotarles de las herramientas necesarias para fomentar su salud física y mental tras el impacto que ha supuesto esta grave pandemia y ante una situación actual de incertidumbre.

En esta jornada se han abordado cuáles son los retos que afrontan tanto los trabajadores como los líderes, de la mano de ponentes de diferentes países, que han señalado hacia donde se dirigen las organizaciones y cuál es el nuevo paradigma de los entornos laborales. 

Soler ha iniciado el encuentro, poniendo de relieve el concepto japonés Henko, cuyo significado atiende al cambio transformador, en el que no hay posibilidad de retorno al estado inicial, generando un avance de crecimiento personal hacia una actitud vital, y ha animado a los participantes a dar claves precisamente para conseguir ese propósito de generar desde la investigación un cambio en las organizaciones para que sean más saludables, más resilientes, más optimistas, y más solidarias.

Así, Santiago Vázquez, Director Center For Emerging Leardership en México ha señalado que “el bienestar laboral pasa por tolerar la frustración, y superar la crisis internacional actual que vivimos, a la vez que ha apuntado que las organizaciones deben apostar por la reinvención. El factor humano se ha convertido en un elemento determinante ante los desafíos y las organizaciones deben buscar oportunidades. La clave está en las personas, y hay que generar un clima de confianza, un estilo de liderazgo comprometido, con respuestas acertadas a la hora de enfrentarnos a este nuevo entorno”.

Valeria Cruz-Ortiz, doctora en psicología del trabajo de las organizaciones y recursos humanos ha subrayado que “la pandemia no nos ha dejado indiferentes y cuando vemos ahora todo lo que está pasando se pone de relieve aún más las carencias y los pilares fundamentales que a mi juicio son las personas. Es por ello, que se está invirtiendo más en el bienestar de los trabajadores y las organizaciones se interesan más por el estado de sus empleados”.

Pablo Suasnavas, Decano facultad Ciencias del Trabajo y comportamiento humano en Ecuador ha manifiestado que “en Hispanoamérica hace 5 años que empezó una ola del fomento del bienestar integral, un concepto que ha cobrado más vida en la pandemia y ahora en la postpandemia.  También ha señalado que cada vez más las empresas se están involucrando en los ODS y que el 70% de las compañías en estos dos años en Ecuador han implantado programas de bienestar que generen en los trabajadores equilibrio físico, emocional y social”.

Hedy Acosta (Universidad de Talca) ha puesto de manifiesto la necesidad de evaluar y realizar un mayor esfuerzo en el conocimiento de la intervención. También destaca la labor de entidades como la Fundación de Chile que está apostando por un bienestar laboral ligado al engagement, o lo que es lo mismo no basarse solo en el riesgo sino en otros factores que midan la salud de los trabajadores.

Margarita Palma, Directora Programa Administración en Seguridad y Salud en el Trabajo Uniminuto Virtual y Distancia ha señalado las normas específicas en riesgo psicosocial existentes en Colombia y la necesidad en pandemia de readaptar la normativa de obligatoriedad de evaluaciones psicosociales, quedando suspendida de forma presencial, y siendo además necesario profundizar en el  seguimiento en este período de crisis de separar la vida familiar de lo laboral en aras de favorecer un mayor bienestar laboral.

Definición de bienestar organizacional

Respecto al concepto de bienestar laboral, Santiago Vázquez lo define como “lo contrario de malestar laboral. Los poderes públicos deben tomar conciencia de que no hay un nivel de bienestar en tanto en cuanto el 30% de la población consume ansiolíticos”. Apunta a que debemos avanzar a otro paradigma en las organizaciones. “Antes los empresarios eran los tenían que optimizar los beneficios y los trabajadores los que querían más derechos, ahora debe haber una mayor cooperación entre todos. Trabajar genuinamente por el bienestar de las personas cambia el rol de las organizaciones. Los líderes tienen que ser personas colaboradoras que sepan sacar el brillo de las personas y generar entornos incluyentes e inclusivos”.

Valeria Cruz-Ortiz define el bienestar como la forma de superar la adversidad buscando recursos, fortalezas individuales y colectivas. Señala que tal y como dijo Darwin las especies que más sobreviven son las que mejor se adaptan y las organizaciones logran su bienestar porque son resilientes, y porque en los cambios son más proactivas. Señala que las organizaciones deben favorecer la diversidad, el respeto, el reconocimiento, el compromiso y valorar las aptitudes individuales y grupales.

Pablo Suasnavas define el bienestar como “el timón de esta tormenta que nos acecha” y que debe ser un “acto de conciencia”, de colocar a las personas en el centro, de gestionar el malestar. Por ello, señala que las organizaciones deben generar espacios más humanos, ya que el principal recurso es la salud de las personas y “debemos generar empresas humanizadas”.

Hedy Acosta destaca que para fomentar la salud laboral se debe de poner en marcha un conjunto de recursos prácticos de la organización, que hagan hincapié en la autonomía y en el liderazgo, que generen habilidades en las personas, que desarrollen programas para fomentar la salud, la responsabilidad social. Todas estas iniciativas fortalecen a la organización ya que está comprobado que 1 dólar invertido tiene un retorno de 4 dólares para las empresas que apuestan por este tipo de actuaciones.

Margarita Palma destaca el bienestar es aquel que pone al trabajador como actor principal y que es necesario invertir en programas integrales que cubran todas las áreas para generar experiencias positivas y para que el trabajador tome importancia a la hora de ser una pieza clave en la organización.

Principales retos del bienestar organizacional

Margarita Palma ha señalado como uno de los retos el retorno de los empleados a la presencialidad, e incluso al sistema híbrido, y cómo seguir fortaleciendo los temas de salud en cualquier escenario para intervenir todos los peligros. También el generar recursos a los trabajadores, que tengan un ambiente laboral positivo, la forma de comunicación con los empleados, entre otros.

Hedy Acosta por su parte ha manifestado como reto principalmente en Chile cuidar el bienestar en la evaluación, aportar más respuestas y aportaciones para la mejora continua de los trabajadores, despertar en los directivos nuevas fórmulas para que las organizaciones crezcan, invertir en conocimiento y en el desarrollo del bienestar.

Valeria Cruz-Ortiz ha apuntado la necesidad de tener mayor concienciación en salud mental, en visibilizar la salud mental en el contexto laboral. También ha señalado otro reto la investigación aplicada: demostrar que el bienestar no se logra con una formación de unas horas, sino que se debe construir y cultivar en el tiempo, apostar por las intervenciones avaladas por la ciencia y a su vez analizar los efectos (evaluación), y que estos tengan sostenibilidad en el tiempo.

Para Pablo Suasnavas el reto es “lograr que los líderes tomen conciencia que los programas integrales se sigan fortaleciendo en las organizaciones” y que como ha ocurrido con la pandemia haya una demostración de que los programas son efectivos.

Por último, Santiago Vázquez ha subrayado que “estamos ante una oportunidad. Debemos fomentar la psicología positiva y estudiar y aplicar lo que sí funciona en el comportamiento humano. El nuevo marco laboral y la nueva aplicación de la psicología positiva nos lleva a mayor satisfacción de nuestra vida, a mayor felicidad, por lo que debemos ahondar en ese nivel de conciencia y conocimiento de nuestras fortalezas colectivas e individuales”. Para Vázquez los restos son cinco: intensificar el significado de nuestra vida como organización, mayor eficacia colectiva (vivimos en una crisis de desesperanza), generar resiliencia (herramientas para gestionar la nueva realidad) y vivir la vida con compromiso, apostando por la psicología positiva para fomentar la salud y la felicidad.

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