La era digital ha cambiado la forma de relacionarse entre los seres humanos. La inmediatez de la comunicación facilita el contacto entre las personas, lo cual podría suponer un menor aislamiento en favor de una mayor integración al entorno social. No obstante, lo anterior no necesariamente se refleja en un mayor bienestar de la población. Según la OMS, los trastornos mentales van en aumento; tan sólo la depresión creció un 18% entre 2005 y 2015
La depresión ha sido caricaturizada por mucho tiempo en personajes que se encierran a llorar y siempre visten de colores oscuros, tienen muy poco contacto con la gente y son portadores de mala suerte. Algunas de estas caricaturas pueden ser ‘Igor’, quien siempre se mostró triste y distraído en cada capítulo junto a Winnie Pooh, ‘Moe’ de The Simpsons, quien cuenta con varios intentos de suicidio, ‘Tristeza’ de Intensamente con su particularidad infelicidad y el ‘Pitufo Tristón’ con su notable pesimismo. Todos estos personajes muestran un estereotipo impuesto y que a lo largo del tiempo ha dificultado reconocer una depresión o ayudar a un tercero para que busque la ayuda necesaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la depresión como: “un trastorno mental que se caracteriza por la presencia de la tristeza, pérdida de interés, sentimiento de culpa o falta de autoestima, además de trastornos de sueño o apetito, exceso de cansancio y falta de concentración”. Estas señales se pueden intuir en diversos programas de entretenimiento o películas, pero los expertos afirman que reconocerlos no es algo fácil y que quien la padece deberá asumirla para recibir ayuda.
Y es que tal como señala el director de Chile Psicólogos, José Luis Rioseco, “identificar la depresión es un problema”. En el artículo ‘Depresión: ¿Qué es y cómo salir de ella?‘, Rioseco alude que “a menudo suele ser confundida con una frustración o tristeza excesiva. Esto puede ser considerado como reacción natural luego de vivir ciertos hechos negativos, como un divorcio o la muerte de una persona querida. Si las sensaciones perduran más allá de seis meses e inhabilitan a la persona de llevar su rutina con normalidad, se estará frente a una depresión mayor”.
El aumento de la depresión y sus costos para el planeta
Según la OMS, 300 millones de personas en el mundo (correspondientes al 4,4% de la población global) sufren actualmente depresión. Tan sólo en los últimos 10 años este trastorno creció en un 18% (entre 2005 y 2015), estimándose que tiene un costo de un billón de dólares anuales.
Se estimó que la edad adulta es la que más sufre con esto, donde el 7,5% de las mujeres entre 55 y 74 años de edad la padece junto al 5,5% de hombres de la misma edad. La OMS expone que los recursos no son los suficientes para enfrentarla, dando como ejemplo a los países de más alto ingresos, donde sólo el 50% de los pacientes reciben ayuda o el tratamiento necesario.
La era digital y la depresión
“Dadas las estadísticas anteriores, cabría preguntarse si hay algo en nuestra época que explique cifras tan alarmantes”, comenta Rioseco.
Y es que en la era digital que atraviesa el mundo, “prima el contacto a través de una pequeña pantalla en tiempo real, la cual tiene la capacidad de conectar al instante a millones de personas en lados opuestos del mundo, incluso con celebridades, cantantes, científicos o deportistas”.
Pero tal como señala el psicólogo José Rioseco, cantidad no siempre es calidad: “alguien puede tener a todo su entorno familiar y social disponible las 24 horas del día a través de las distintas aplicaciones del teléfono, pero a menudo la interacción se reduce a unos cuantos ‘me gusta’ o a unas cuantas lineas por WhatsApp”.
Según el profesional “Estar online todo el tiempo ha influido en que se gane contactabilidad pero en que se pierda profundidad en los vínculos. Ahora poco se dice ‘te quiero’ y mucho se dice ‘me gusta’. El aceptar al otro pasa por lo que se elige mostrar en los perfiles sociales y ya no en el conocimiento de la persona como tal, quedando un gran vacío al final del día”.
Pese a que las cifras crecen junto con la esperanza de vida y se evoluciona ante los nuevos espacios cibernéticos, “se debe continuar con la búsqueda de nuevos tratamientos y herramientas que permitan identificar los principios de una depresión con el fin de frenar las abultadas cifras”.
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