La llamada pirámide de población ya no la es tal. Actualmente es un cilindro que se va ensanchando por la parte alta a gran velocidad y que en breve será conocido como la “seta de población”. Este hecho junto al aumento de la esperanza de vida va a obligar, queramos o no, a un cambio brutal en la sociedad y como no puede ser de otra manera en las organizaciones. La gran duda es si habrá políticas que conducirán a este cambio o será el propio sistema el que se auto regulará para lograrlo. Me temo que será esto último. Mientras tanto y a falta de políticas reales deberemos ser las propias organizaciones las que en nuestro ámbito de responsabilidad marquemos las estrategias para hacer frente a este gran desafío que se acerca.
Son muchas las acciones que se pueden llevar a cabo pero hemos de ser coherentes con la idiosincrasia de la organización en la que nos encontremos. Aunque las haya comunes para muchas, hemos de indagar cuál es la mejor solución para cada una de ellas. Será necesario un buen diagnóstico inicial para determinar cuál es nuestra situación actual y no dejarnos llevar tan sólo por variables como la edad media o el porcentaje de personal por tramos de edad, sino que el diagnostico debe ir más encaminado hacia el estado de salud actual y los factores dentro y fuera de la organización que pueden deteriorar dicho estado de salud. Trabajar sobre estos últimos mediante programas serios y eficientes será clave para que nuestra plantilla se encuentre física y psicológicamente fuerte y motivada para continuar el largo camino que nos llevará hasta la cada vez más lejana jubilación y mientras tanto la organización se convierta en más competitiva por todas las ventajas que supone tener una plantilla “viejoven” y comprometida con su misión. Durante este proceso va a ser clave proponer políticas que favorezcan el conocimiento de las nuevas tecnologías para que estos “viejovenes” puedan actualizar sus conocimientos y afrontar los cambios de una manera más fácil.
Y aquí es donde creo que será fundamental la colaboración y cooperación con las nuevas generaciones que podrán aportar su punto de vista fresco a nuestra organización y dar ese impulso que desde dentro los que llevamos muchos años quizá no sepamos hacer. Entender que la gestión de la salud y del conocimiento va a ser clave en las organizaciones competitivas es el gran reto que se nos avecina. ¿Te atreves?
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