Carmelo Vázquez, catedrático de Psicopatología de la Universidad Complutense de Madrid, reclamó que la psicología positiva esté basada en la mejor ciencia en su intervención en el Congreso Nacional de Psicología Positiva ayer. «Si la dejamos en manos de entusiastas incondicionales, se convertirá en un bluff y caerá en el olvido», alertó.
«La psicología positiva es una fuerza emergente de la psicología que ha irrumpido con cierto estrépito en el panorama académico y profesional», constató Vázquez, también presidente de la Sociedad Internacional de Psicología Positiva, en su intervención en el congreso. «Es un movimiento -continuó- que intenta vertebrar el estudio de aspectos relacionados con el funcionamiento adaptativo que, en cierto modo, habían sido secundarios dentro de la psicología».
Sin embargo, desde su punto de vista, la fascinación que ejerce este “boom” de la psicología positiva puede ser, paradójicamente, uno de los peligros de que el propio movimiento se convierta en un «bluff”. Para que la psicología positiva goce de una buena salud necesita estar continuamente anclada en la investigación más rigurosa y en aplicaciones que estén inspiradas en los hallazgos de la ciencia.
De otro modo, este movimiento, «para deleite de sus críticos, caerá en el olvido como ha ocurrido históricamente con otros procesos semejantes en la historia de la Psicología», indicó, para reclamar a continuación: «No podemos dejar el desarrollo de la psicología positiva sólo en manos de entusiastas incondicionales sino de que debe ser un movimiento inspirado en la mejor ciencia».
«El estudio del bienestar humano no es un capricho frívolo sino un objetivo en el que hay que enmarcar de modo global el quehacer no sólo de la psicología sino también de otras ciencias», subrayó.
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