Marisa Salanova, reconocida Doctora en Psicología y Catedrática de Psicología Social, nos adentrará el 27 de abril en el mundo de la resiliencia, un concepto que protagoniza su último libro, y que ansiamos saber su contenido.  La doctora participará en la 18ª edición del Fórum de Organizaciones Saludables: “Empresas saludables, organizaciones espejo de la nueva era”, que se celebra en el marco del Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo.

¿Qué vamos a conocer en la conferencia del Forsa 2023 en Madrid y qué destacarías como lección de vida de tu nuevo libro?

La lección de vida que tiene el libro es en primer lugar mostrar qué es la resiliencia, que podríamos definir como la capacidad genética que tenemos todos los seres humanos, ya que desde nuestros ancestros hemos sido capaces de sobrevivir a multitud de adversidades precisamente por esa necesidad de superación, y en segundo lugar que esta resiliencia se puede cultivar, entrenar a través de recursos propios de la psicología positiva.

En la conferencia del Forsa trataré de explicar desde la ciencia de la psicología cuáles son los diferentes patrones de resiliencia, los distintos tipos que existen, y cómo se puede entrenar, con métodos y técnicas de la psicología positiva y psicología tradicional, que nos han venido demostrando a lo largo del tiempo su efectividad. Las personas entrenan esa resiliencia proactiva, que no reactiva, no reaccionan a la adversidad, sino que se preparan para el devenir futuro, lo que representa un interesante proceso. Podemos entrenar a las personas para que cuando “se caigan”, por circunstancias de la vida, que a todos nos pasa, tengan recursos psicológicos para afrontar ese escenario. Eso no quiere decir que haya que negar la tristeza, la ira, u otras emociones negativas, sino que con estos instrumentos seremos capaces de gestionar de forma más adaptativa esas emociones y adversidades de la vida.

Explicaré por qué la resiliencia se puede incrementar y qué estrategias son las más adecuadas para lograrlo. Enumeraré también los principales recursos o factores que la facilitan desde una perspectiva psicosocial y desde el punto de vista de la psicología positiva. Por ejemplo, cómo priorizar lo positivo, en especial las emociones, no sin antes comprender cuáles son las negativas, por qué es importante anteponer lo positivo en nuestras vidas, la importancia del conocimiento y el uso de fortalezas o puntos fuertes del carácter, como herramienta especialmente de autoconocimiento y cultivo de la resiliencia. Y también, lo que yo llamo el “dueto”, las creencias de autoeficacia y del optimismo hacia el futuro, junto con el cultivo de las relaciones sociales como un antídoto a la adversidad.

¿Estamos preparados para los reveses que nos da la vida? ¿qué deberíamos siempre tener a mano para amortiguar una caída?

Como comentaba, los seres vivos genéticamente estamos preparados para afrontar las circunstancias y adversidades de la vida. Esto lo hemos aprendido a través de ensayo error a través del aprendizaje de la propia adversidad. La respuesta por tanto sería afirmativa, que estamos preparados para sobrevivir a las múltiples adaptaciones, ya que lo hemos hecho desde las cavernas hasta hoy en día, pero sí que es cierto, que desde la ciencia psicológica se han estudiado y se ha puesto a prueba, con evidencia científica, que hay estrategias, mecanismos que podemos utilizar, no ya para aprender de la adversidad, sino aprender previamente para estar preparados en el momento en que nos ocurran estas dificultades teniendo la mochila llena de recursos positivos, que es la resiliencia proactiva. Y esto es lo que intento mostrar en mi libro.

¿Qué tipo de resiliencia dirías que es la más importante: psicológica, emocional, física o comunitaria? ¿Por qué?

La resiliencia psicológica es aquella capacidad que tenemos los seres humanos para funcionar bien en circunstancias adversas y es integral. Es toda una, y ahí se incluye la emocional, mental y por supuesto obviamente cuando una persona es más resistente físicamente eso ayuda a la capacidad de resiliencia. De hecho, el sistema nervioso, el sistema inmunológico, y el resto están interrelacionados. Por ejemplo, las últimas investigaciones, en el análisis del sistema nervioso ha demostrado que el 80% de la serotonina, las hormonas más importantes del bienestar se producen en el intestino, en el aparato digestivo. Y ya los filósofos lo reconocían como Hipócrates que afirmaba “que sea el alimento tu propia medicina”, es decir, está todo unido. También debemos tener en cuenta la resiliencia comunitaria cuando nos vamos a niveles más colectivos, siendo importante la resiliencia de equipos de trabajo, resiliencia de las organizaciones, o de un país, de una comunidad, y ahí estamos hablando de varios niveles de resiliencia. En definitiva, no hay una más importante que otra, sino que hay una integral que cuenta con diferentes niveles.

¿Qué papel juega la autoestima en la resiliencia? ¿Qué tiene que ver la resiliencia con la empatía?

La autoestima forma parte de los pensamientos autorreferenciales que tenemos junto con la autoeficacia, el autoconcepto, y son como drivers de la propia resiliencia. Personas con mayor autoeficacia se ven más capaces, tienen mayor concepto de sí mismas, y más posibilidades y oportunidades en situaciones de adversidad de salir más fortalecidos que otras personas con una autoeficacia más baja o con una autoestima menor.

La empatía es una capacidad también del ser humano, de ponernos en el lugar del otro, y si vamos más allá esto incluso se traduce en compasión, que es desear que el otro deje de sufrir para que sea feliz, con lo que ahí tenemos un componente de ayuda. Es una capacidad que está relacionada con la resiliencia y que incluso en el caso de la compasión con esa resiliencia colectiva que hablábamos antes, lo que representa favorecer a la comunidad y ser más capaces como organización.

¿La persona resiliente nace o se hace? ¿Cómo podemos cultivar la resiliencia?

La forma de cómo poder cultivar la resiliencia es casi el 80% del libro y en el Forsa también daré algunos imputs, algunos tips, que tiene que ver con los drivers y recursos de resiliencia como apuntaba antes, la capacidad de autorregular las emociones negativas, de cultivar y prolongar las positivas, de afrontar positivamente la adversidad, el uso y conocimiento de otras fortalezas de carácter, la capacidad de generar optimismo, autoestima y autoeficacia. La resiliencia se puede fomentar, bien a través de aprender de los reveses que nos da la vida, o bien con esa resiliencia proactiva, que se trata de cultivar esos recursos psicológicos positivos para estar atentos ante las dificultades que nos puedan venir y poder afrontarla de una forma más adaptativa.

Hay gran parte de la resiliencia que como comentaba antes viene determinada por nuestros genes, porque hemos sido capaces de superar obstáculos en la evolución de la especie humana, pero hay también otra que se puede aprender con recursos psicológicos positivos.

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