Elías Azulay es investigador ADNe®en JCBSON (Jacobson, Steinberg & Goldman). Premio 2018 Alerta Temprana en Alzheimer. Actualmente es profesor del Máster de Dirección Estratégica en Bienestar Organizacional (DEBO). Hablamos con él de inteligencia artificial, sus desafíos y su aplicación en el área de recursos humanos en las empresas.
¿Es la IA una amenaza o una oportunidad?
Se trata de una oportunidad. Sin duda alguna. Aplicar la tecnología algorítmica y la inteligencia artificial en la selección del talento y en la gestión emocional es solo el principio del gran cambio en los recursos humanos. Así logramos eliminar el burnout e incrementar el sentido de pertenencia de los integrantes de un equipo, y su nivel de consistencia como colectivo. Esto no significa que el departamento de RRHH vaya a desaparecer, sino que verá favorecido su desarrollo al permitirle enfocar su tiempo en otras actividades que representan un mayor y más rápido crecimiento dentro de la empresa. Tengamos en cuenta que hablamos de aspectos relacionados con el comportamiento y, por lo tanto, centrados en el modelo sináptico de la persona. Si la IA no posee un fundamento biológico y molecular, no sirve de mucho.
¿Con la IA podremos saber distinguir lo real de lo irreal? ¿es confiable y segura?
Diferenciar lo real de lo irreal no es tan importante. Cada uno de nosotros ya dispone de su propia realidad. Nuestras mentes son porosas y una palabra puede ser más contagiosa que un virus. A menudo el mercado acepta como IA un simple software de filtros condicionales. La IA real posee significancia científica y por ello, su nivel de confiabilidad bioestadística en la probabilidad de suceso es superior al 97%. Por ejemplo, la IA ADNe® trata de sofisticados códigos que replican la mente de una persona. Le aseguro que miente más el individuo que su propio código. El código no miente.
¿Cuál es la principal revolución en IA para las empresas? ¿Cuál va a ser la principal transformación?
La principal novedad es que la IA posee la capacidad de tomar decisiones. Es como una mente “limpia” cargada con un código algorítmico que no permite un uso malintencionado. Fíjese que cuando hay una vacante y 100 candidatos, 99 quedan defraudados. Lo que no saben esos 99 es que la IA les encontrará un trabajo adecuado a sus capacidades. Una IA no permite que una persona sea seleccionada para cubrir un puesto, en el que en menos de 2 meses se sentirá infeliz. No sería muy inteligente.
Aun así, la principal transformación está en que la IA ya es una “fiel y esforzada compañera de trabajo”.
¿Qué opina de la polémica generada de que la IA está avanzando demasiado rápido y hay que pausar esa implantación?
La IA no está avanzando demasiado rápido. Lo que está ocurriendo es que el mercado está deseoso de novedades y más del 99% de las que van apareciendo no son IA. Mire… hay grandes empresas de reclutamiento que anuncian a bombo y platillo que poseen plataformas IA, y luego miden únicamente 4 factores de la personalidad a través de unos test originarios de 1.930; fechas en las que se desconocía que el modelo sináptico de un individuo es lo que rige su comportamiento, capacidades, talento, personalidad, carácter y temperamento. Pienso que no es tan importante eso de ir más deprisa o bien, congelar su desarrollo. Hay que hacer las cosas bien. Solo eso.
Algunas empresas están advirtiendo de no compartir información con el ChatGPT, ¿puede considerarse un peligro como aprecian algunos empresarios?
Sabemos que una tecnología puede ser utilizada de forma negativa, pero no vamos a parar su avance criticándola o retrasando su evolución. Es algo así como lo que ocurre con los fármacos. Su tasa de eficacia y seguridad es testada pero no podemos evitar que tengan efectos secundarios. Realmente, ese efecto secundario no deseado se da por cierta incompatibilidad bioquímica con algunas personas y no tanto por su formulación.
El beneficio que aportan es enorme, en relación con las desventajas.
Por ello, se trata más de regular la IA que oponerse a ella. La IA no es enemiga de la humana, sino todo lo contrario. Lamentablemente la regulación siempre viene después de la aplicación.
Son cosas que tenemos los humanos…
Resulta obvio que, si no quieres que algo se sepa, no lo digas.
Como comentó el Nobel en medicina y descubridor del ARNm, Sydney Brenner, sobre la expresión génica, una cosa es ser impotente y otra muy diferente, es ser casto. No hay que confundir una cosa con otra. Nuestra IA (ADNe®) es discreta y precisamente huye de los patrones. Cada individuo es un mundo con más de 80.000 millones de neuronas que se relacionan entre ellas bajo señalizaciones diferentes. ChatGPT es una aplicación fantástica.
¿Considera que uno de los grandes desafíos de las áreas de Recursos Humanos es integrar tecnología en la gestión del talento? ¿Cómo se puede gestionar esto? ¿cómo se está aplicando la IA en la gestión de personas en las organizaciones?
Nuestra experiencia en JCBSON es que las empresas están aplicando nuestra tecnología en las áreas de reclutamiento, en la creación de equipos de éxito, en la creación de planes de formación personalizado y, en la generación de equipos motivados, consistentes y compatibles. Además, también es un pilar fundamental en la prevención de la salud mental.
Poder conocer de antemano cómo es una persona, cómo tramita sus emociones y su grado de encaje en una oferta concreta reduce considerablemente la incertidumbre, lo que supone un mayor ahorro y una precisión jamás imaginada.
¿Qué es el machine learning y cuáles serán sus principales beneficios?
Es una disciplina que reconoce patrones. Piense en una calculadora. Cuando integramos machine Learning en la IA, ésta es más rápida, pero también más “tonta”. Realmente no aprende del entorno ni de las situaciones complejas, sino que replica patrones preestablecidos. Tenga en cuenta que el aprendizaje no es otra cosa que una comunicación más o menos tenaz entre dos neuronas. Dicho aprendizaje limita aprendizajes posteriores. Por ello, mientras las máquinas aprenden de forma lineal, la mente lo hace de forma multidimensional.
Mire, en un principio se pensaba que el cerebro almacenaba la memoria en un “disco duro”. Esto no es así y por este error, el avance de la informática está limitado. No se trata de hacer “discos duros” más grandes, sino de convocar alternancias de eventos significativos. Podríamos decir que los “discos” ya son líquidos o blandos.
¿En qué no va a poder sustituir la IA a las personas? ¿Representa la IA como auguran algunos el fin de muchos trabajos desarrollados por humanos? ¿Cómo va a cambiar el escenario en las plantillas de las compañías?
La IA que conocemos no va a sustituir a las personas, pero sí va a arrinconar a algunas tareas. Su papel es parecido al que la mecánica o la misma informática realizó en su día. Máquinas que hacen el trabajo de 10 personas, pero que deben ser gobernadas por personas. Es la evolución taylorista de la relación entre el humano y la herramienta. El objetivo es encontrar el balance adecuado entre las facilidades que aporta la tecnología en equilibrio con la experiencia humana. Actualmente, la IA ofrece reducir tiempos en la realización de tareas para que RRHH se centre en lo importante y ayude a aumentar la competitividad de la empresa. Ahorra tiempo al personal y contribuye a que su trabajo sea más preciso. Se trata de una IA sensible que busca agradar a las personas.
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