El reto de tener “líderes coach”

RHSaludable
octubre 27, 2014

Los que nos dedicamos profesionalmente al desarrollo de directivos, conocemos perfectamente la potencia que tienen metodologías como el coaching cuando hablamos de desarrollar a profesionales que gestionan a otras personas. Obviamente me refiero a un coaching riguroso, responsable y profesional, no a esa amalgama de acciones formativas existentes en el mercado que con unas pocas horas de estudio en tu casa te convierten en coach y te habilitan para remover por dentro a las personas

Si como metodología, a través de la pregunta y la escucha, el coach consigue que la persona conecte con sus creencias, con sus anhelos, con sus bloqueos, etc. y eso le abre nuevos escenarios para afrontar y conseguir aquello que desea ¿Por qué un directivo o un responsable de un equipo de profesionales no tendría que utilizar esta herramienta para desarrollar a sus colaboradores?

La respuesta es bastante obvia y estaría cercana a un “sí” rotundo, sin embargo, aceptarla supone una decisión mucho más importante de lo que aparentemente parece, aunque también la recompensa que se esconde detrás, también merece muchísimo la pena. Y es que, decidir convertir a los líderes de la compañía en coaches, necesita que aceptemos algunas premisas que sin duda, van a modificar la cultura de nuestra compañía y alterarán su ADN en una dirección determinada, con lo que eso supone.

La primera premisa que la organización deberá aceptar es que las personas que forman parte de la compañía deben desarrollarse como profesionales y como personas, y que, ese desarrollo revertirá a medio plazo en beneficios para la compañía. Si no creemos firmemente en esta idea, conviene que abortemos inmediatamente la misión y busquemos otro estilo de gestión diferente.

Los líderes y responsables de equipos, deben de desarrollar una verdadera vocación y orientación hacia el desarrollo de las personas que tienen bajo su responsabilidad. Para lo cual deberán de sentir un verdadero aprecio y agradecimiento por cada una de ellas, así como la firme voluntad de ayudarles y hacerles crecer. No se puede ser un buen coach, ni un buen líder, si no te gustan las personas.

Los líderes deben de formarse y esforzarse por desarrollar en ellos las habilidades necesarias que les permitan actuar como buenos coaches internos. Para adquirir cualquier habilidad profesional y personal, son necesarias unas buenas dosis de predisposición, tiempo y tesón para poder asimilar toda la información nueva e interiorizarla convenientemente,

Todos los agentes implicados tendrán que armarse de una dosis importante de disciplina, puesto que tendremos que ser extraordinariamente rigurosos a la hora de practicar e implementar lo aprendido,y sobre todo niveles elevados de tolerancia a la frustración, puesto que como todo en la vida, los comienzos de cualquier cosa no suelen ser fáciles y lo más lógico es que sean más numerosos los errores que los aciertos en una etapa inicial.

Todo el mundo tiene que tener claro que es una estrategia a medio plazo, por lo que tendrán que fijarse unos indicadores realistas y armarse de buenas dosis de paciencia cuando se analicen los retornos de la inversión, ya que, como cualquier cosa que merece la pena, cuesta bastante de conseguir y no pueden recogerse buenos frutos sin una gran cantidad de cuidado y cariño.

Y por último, y aunque parezca una obviedad, la compañía debe de disponer de empleados que deseen crecer y desarrollarse, que no vean el trabajo solamente como un sitio al que ir, pasar 8 horas y recibir unos ingresos a cambio. Un entorno ambicioso necesitará de actores ambiciosos, y aunque, aparentemente todos los profesionales deberían encajar en este perfil, en la práctica he podido contemplar que un porcentaje pequeño, aunque existente, ni se lo plantea. Por fortuna, son tan pocos que no justifican desestimar este camino en casi ninguna compañía.

Sin duda, convertir a los directivos y responsables de la compañía en buenos coaches, reportará necesariamente en una mejora de los niveles de satisfacción de los empleados (al ver a sus responsables implicados en su desarrollo), por lo que crecerán los niveles de implicación y compromiso de los empleados, se mejorará de una manera considerable el clima laboral de los equipos/compañía y casi forzosamente, se producirá una mejora de los resultados a medio plazo.

¿Está tu compañía dispuesta a afrontar el reto?

Miguel Ángel Díaz

Presidente de ASNIE

miguelangeldiaz.net

 

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Master en dirección estratégica y bienestar organizacional

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